viernes, 6 de marzo de 2009

El humor y la timidez.

El humor y la timidez generalmente se dan juntos.
Tú no eres una excepción. El humor es una máscara
y la timidez otra. No dejes que te quiten las dos
al mismo tiempo.

A. Monterroso. Movimiento Perpetuo.

miércoles, 4 de marzo de 2009

El bazar de antigüedades.

Siempre las tiendas de antigüedades son misteriosas, Desde que entras parece que todo se te viene encima. Uno puede encontrar cosas de lo más encantadoras e igual de lo más tenebrosas: animales disecados, muebles de madera churriguerescos, candiles, relojes pendulares, espadas, utensilios, libros, ropa, sombreros y abundancia de estatuas, estatuotas y estatuillas. Siempre demasiadas cosas en un espacio muy pequeño. El sentimiento tenebroso y de misterio se incrementa cuando son las 6 de la tarde y afuera cae un aguacero con rayos y truenos. Repentinamente se abre la puerta haciendo sonar una campanita (muy antigua) de las que suelen poner en los comercios. Un muchacho delgado apareció empapado, hecho una sopa,, su suéter rojo escurría al igual que su pelo y sus zapatos hacían un ruido acuoso y desparramaban burbujas de agua sucia por los agujeros de las agujetas a cada paso que daba. Era inútil limpiarse los pies en el tapete de la entrada.

_ ¡Ya llegué!_ dijo el muchacho entre fatigosos jadeos y en tono molesto_ ¡Me agarró la lluvia sin paraguas, maldita suerte!

Nadie respondió, sólo se escuchaba el sonido de la lluvia y el tictac de muchos relojes. El muchacho empezó a caminar de puntitas rodeando un tapete de piel de cebra con miedo a pisarlo y ensuciarlo, pasó detrás de una cómoda un poco apretado y de pronto sintió un piquete en la espalda y al voltear se escuchó un trueno como de un rayo que hubiera caído justo al lado. El muchacho echó un brinco del susto, al perder el equilibrio se recargó en la cómoda la cual se movió bruscamente tirando una cajita blanca con cristales , que al caerse sobre el tapete, se abrió y comenzó a tocar música. El pinchazo resultó ser de la espada de una estatua muy grande de bronce que representaba a un caballero barbudo sin casco en pleno grito de guerra, empuñando su espada con la mano derecha y un escudo con el rostro de un león grabado en él.

Inmediatamente después del escandalazo se escuchó una carcajada al otro extremo de la tienda, donde estaba parado Antonio recargado en el marco de la puerta y doblándose de la risa. El muchacho cambió su gesto de asustado al darse cuenta de todo, miró a Antonio con el ceño fruncido.

_ ¡De qué te ríes caramba! Por qué… ni que hubiera sido la primera persona que se asusta en este lugar.

_ Sí, pero tu caso fue realmente comiquísimo, jaja.

_ Bueno, bueno… ya…. Pásame una toalla, no ves cómo vengo?



(Continúa..... porque ahoritsa me cansé de escribir.......)